Abú Abdallah Muhammad,
conocido por Boabdil,
último rey musulmán
del Estado Nazarí,
cuando el reino de Granada
no podía resistir
el empuje de Castilla,
ratificándose el fin
de una larga Reconquista
ansiosa por concluir.
Hijo de Muley Hacén
y de la sultana Aixa,
Abú Abdallah Boabdil,
que había nacido en la Alhambra
como heredero del reino,
matrimonió con Moraima,
cuyo padre era Aliatar,
guerrero de mucha fama
y audaz alcaide de Loja,
por entonces muy nombrada
al ser ciudad fronteriza
entre Castilla y Granada.
El sultán Muley Hacén
repudió a su esposa Aixa
para volver a casarse
con la muladí Zoraida,
que cautiva había llegado
a la corte de Granada
tras ser raptada por moros
en la vecindad cristiana.
Los graves enfrentamientos
con las tropas castellanas
tras los sangrientos sucesos
al recuperar Zahara,
provocaron el desastre
de la pérdida de Alhama,
resultando muy lesivos
para el Reino de Granada
como nos cuentan las crónicas
y el juglar romanceara.
Los conflictos se avivaron
por la corte nazarí
convergiendo con crueldad
en una guerra civil
entre Muley, el Zagal,
Aixa y el joven Boabdil,
debilitando un Estado
muy frágil ya de por sí.
Tras ser vencido El Zagal
y Muley Hacén, morir,
enseguida coronaron
al vulnerable Boabdil
como sultán de Granada
y del reino nazarí
en sombrío palacete
del barrio del Albaicín.
La derrota de Lucena
infligida al rey Boabdil,
que acabó siendo apresado,
fue difícil de asumir
porque dicha situación
era el principio del fin.
Mientras, los Reyes Católicos
en Santa Fe contemplaban
las virulentas pendencias
entre castas musulmanas,
hasta que por fin Boabdil,
por una cesión pactada,
se entregó a los castellanos
en la Toma de Granada.
Boabdil marchó desterrado
a tierras de La Alpujarra
por la taha de Andarax,
junto a su mujer y Aixa,
donde algún tiempo después
murió la hermosa Moraima
que tanto había disfrutado
del nirvana de la Alhambra.
Finalmente, el rey Boabdil
en África se exiliara,
y por la ciudad de Fez
la vida también finara
de quien fue postrero emir
de las tierras de Granada,
donde sigue refulgiendo
la hermosura de la Alhambra,
esa joya arquitectónica
de las artes musulmanas
que en la Sabika destella
como reina coronada.
Una conocida anécdota,
verosímilmente falsa,
relata que el rey Boabdil,
cuando dejaba Granada,
por el “Suspiro del Moro”
parece ser que lloraba
y Aixa le recriminó
con una sentencia airada:
Llora como una mujer
por la querida Granada
puesto que como varón
no conseguiste ampararla
y ahora en las torres ondean
las banderas castellanas,
mientras infieles cristianos
se solazan por la Alhambra.
Próximo romance: JUANA DE CASTILLA
Anteriores entregas:
II. Ángel Ganivet García (Granada, 1865 – Riga, 1899)
III. Ibn Zamrak (Granada, 1333 – 1394)
IV. Isabel de Solís, Soraya (Martos, Jaén, – ¿Sevilla? S. XV, 2ª mitad)
V. Mira de Amescua (Guadix, 1577 – 1644)
VI. Francisco Alonso (Granada, 1887 – Madrid, 1948)
VII. Juan Latino (Cabra o Etiopía, 1518 – Granada, 1597)
VIII. Chorrojumo (Ítrabo, 1824 – Granada, 1906)
IX. San Juan de Dios (Montemor: Portugal, 1495 – Granada, 1550)
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