Burrita: ¡Ya se lo adelantaba yo, señor arriero! Entre sus lectores tienen más seguidores los cuentos, que esos escritos andariegos a los que nos tiene acostumbrados…
Arriero: No sólo de pan vive el hombre, Molinera… Todo es preciso; aunque es verdad que los niños ya mayorcitos, cuando representan estas narraciones o las escuchan por boca de sus compañeros, interiorizan mejor la problemática que rodea el mundo de la venta de productos agrícolas en Tiendas y Mercados…
Burrita: ¡Pues no se hable más… y adelante con los Faroles…!
***
-¡A la rica mandarina, que además de rica aporta vitamina….! –entonaba una vendedora del Mercado Central de Abastos.
-¡No busque usted más manzanas, que como las mías, no hay tu tía! –insistía la del puesto de al lado.
-¡ A la rica pera! ¡Al dulce melón! ¡Cómpreme a mí y se ahorrará un montón! –decía un frutero, ya entrado en años.
Justo enfrente y en el mismo pasillo, las verduleras pregonaban también, y a su manera, las excelencias de las hortalizas que exhibían.
-¡La Lechuga, la patata, el tomate, la berenjenas y el pimiento… recolectado todo hoy, que no miento! –anunciaba a grito pelado una de ellas, orgullosa de la blancura de su delantal recién lavado.
-¡A ver, que yo estoy que lo regalo! Si me compra cinco kilos de sandía hoy, le cobro cuatro y el otro ya me lo pagará otro día…
El señor José, encargado de barrer y mantener el limpio el recinto, harto de tanta cantinela, comenzó a refunfuñar por lo bajines:
-¿Las peras? ¿Las manzanas? ¿Los melocotones?…. Todo cartón piedra… Guardan las frutas metidas en los frigoríficos y cuando les parece bien, las sacan y dicen que son recién cogidas… ¡Recién cogidas! ¿Dónde se ha visto que haya peras en febrero, sandías en marzo y brevas en abril?
-¡Vamos José, más movimiento en esas manos, que más vivos les he visto yo en el cementerio! –le provocó un vendedor de frutas, metiéndose con él.
-¿Tú me vas a decir a mí que trabaje más de lo que ya lo hago?¡Qué sabréis ustedes de cultivar! ¡De obtener frutas y verduras como dios manda! ¡Venga herbicidas, pesticidas y conservantes para, una vez en la mesa, los clientes ignoren lo que se llevan a la boca!
-¿Qué refunfuñas, José? ¿Qué tripa se le ha roto hoy? –le preguntó sarcástica una de las verduleras.
-¿Que qué me pasa? Pues que no hay derecho. Vendéis los productos nada más que por su fachada, sin explicar su trazabilidad, su origen, el consumo energético que ha costado traerlo hasta aquí o el tiempo de almacenamiento en que ha permanecido. Eso, sin hablar de la diferencia de precio entre el que cobra el productor y el que paga el consumidor. El sufrido labrador, produciendo a bajo coste y ustedes vendiéndolo a un coste a súper elevado a una clientela que, impotente, se encoge de hombros… ¡De vergüenza, vamos!
-A nosotros no nos eches la culpa… Al fin y al cabo somos el último eslabón de la cadena. Por delante de nosotros están los intermediarios, los almacenistas, los envasadores, los transportistas y los asentadores. Nosotros también tenemos derecho a vivir, José. Si no fuera por nosotros, los agricultores se iban a comer ellos mismos todo lo que producen.
-Reconozco que sois el último eslabón de la cadena pero ¿sabéis todos ustedes lo que vale la maquinaria, los abonos, el gasóleo, la mano de obra, el tratamiento fitosanitario o el regadío…? Y todo cultivado bajo la capa del cielo como tenemos los productos… Y todo expuesto a una mala helada o una lluvia torrencial. Y si es debajo de plástico, ni lo cuento: un calor asfixiante cuando hace bueno y, cuando viene el huracán, los plásticos a tomar por el culo….
-¡Vale, vale,! ¡Jesús, qué malas pulgas gasta hoy el barrendero! –exclamó una de las verduleras.
-Yo le doy la razón al señor basurero –intervino una clienta que pasaba por allí-. Porque vamos a ver… si al agricultor le pagan por este kilo de manzanas 20 céntimos un suponer, ¿por qué a mí me sale a casi tres euros, es decir 300 céntimos por kilo? Yo creo que todo el mundo tiene derecho a vivir, pero no a costa del sudor del labrador… ¡Vamos, digo yo!
-Pues si se gana tan poco en el campo ¿por qué no dejan sus pueblos y se vienen a vivir a la ciudad? –le replicó la del puesto de mandarinas.
-¡Mujer…! Si ellos abandonan el campo… ¿qué vamos a vender nosotras?
-Pues en lo que a mí respecta sólo diré una cosa…, –insistió la de los melones- ¿Creen ustedes que este puesto me ha salido gratis, pagando como estoy una hipoteca que me va a salir por un ojo de la cara…?
-Sí, pero si usted vendiera su puesto hoy ya le habría ganado un montón de dinero ¿o no? –le replicó el de la limpieza-. Mientras tanto, los agricultores ahí están: malvendiendo sus tierras a la baja. Los grandes trust, consorcios, multinacionales… ¡o como se diga! alimenticios se están quedando con todo: con la tierra, las semillas, los tratamientos, los frutos y hasta los comercios y supermercados. ¡Esos mismos que van a acabar con ustedes, como sigan sin crear una alianza con los productores! Y lo digo de buena tinta, porque yo soy precisamente uno de esos agricultores que ha tenido que deshacerse de sus tierras, dejar el pueblo y venirme a la ciudad a emplearme en un trabajo que, además de desprestigiado, está mal pagado. ¡Qué lástima de mundo rural y qué lástima de labradores!
Isidro García Cigüenza
Blog personal ARRE BURRITA
EN CAPÍTULOS ANTERIORES
Capítulo 01: «Pedagogía caminera. Mi mejor maestra: una burra andariega»
Capítulo 02: «Aprendemos caminando… del ronzal de mi burrita Molinera»
Capítulo 03: «Por unas Matemáticas andariegas. Diálogo entre el arriero y su burra»
Capítulo 04: «A vueltas con las “Matracas”. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 05: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 06: «La clase de Música en la Pedagogía Itinerante»
Capítulo 07: «Los olores… en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 08: «La asignatura de Valores Sociales y Cívicos en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 09: Los Poetas Modernistas en la Pedagogía Andariega
Capítulo 10: Las maquetas de adobe en la Pedagogía Andariega
Capítulo 11: La asignatura de Química en la Pedagogía Andariega
Capítulo 12: Los juguetes en la Pedagogía Andariega
Capítulo 13: Cómo fabricar luz… en la Pedagogía Andariega
Capítulo 14: La ‘Puta calle’ en la Pedagogía Andariega
Capítulo 15: Los abuelos en la Pedagogía Andariega
Capítulo 16: El agua en la Pedagogía Andariega
Capítulo 17: Los derechos animales en la Pedagogía Andariega
Capítulo 18: Lapsus romántico en la Pedagogía Andariega
Capítulo 19: Los hábitos cotidianos de movilidad activa autónoma saludable… en la Pedagogía Andariega
Capítulo 20: La tierra de labor… en la Pedagogía Andariega
Capítulo 21: El estiércol en la Pedagogía Andariega
Capítulo 22: Las semillas en la Pedagogía Andariega
Capítulo 23: Las plantas del huerto… en la Pedagogía Andariega
Capítulo 24: El mercado… en la Pedagogía Andariega