Hace dos meses, un empresario hostelero, cuatro profesores, tres médicos y un bancario decidieron buscar a sus compañeros de colegio cincuenta años después de haber finalizado sus estudios preuniversitarios. Son de la promoción 1965-72 del colegio La Inmaculada, de los HH Maristas, formada por entre 100-120 alumnos que estudiaron juntos el bachillerato y el primer años que se implantó el COU.
Se reunieron en 1997, 25 años después de finalizar sus estudios colegiales para festejar las bodas de plata. Por entonces no existían los teléfonos móviles ni las redes sociales, internet apenas estaba implantado en España, los teléfonos fijos tenían seis dígitos y solo se requerían el prefijo para realizar llamadas interprovinciales, conocidas como conferencias. En la anterior ocasión, se comunicaron mediante correo postal y lograron reunir en el colegio a ochenta compañeros que tuvieron un encuentro fraternal en junio de aquel año, cuando tenían alrededor de 42 de edad.
Los mismos que coordinaron el anterior encuentro, se organizaron de nuevo. Comprobaron que muchos de los números telefónicos de los que disponían habían desaparecido o cambiado de titular, que volver a utilizar el correo postal era lento y engorroso, y que con el “boca a boca” entre ellos y las redes sociales volvieron a localizar a un centenar de antiguos alumnos dispersados por toda España: Madrid, Valencia, Canarias, Baleares, Murcia, ambas Castillas, Galicia y todas las provincias andaluzas. En esta ocasión, el móvil y whatsapp fueron la forma de localización y contacto.
La mayoría respondieron con anhelo a la convocatoria de un reencuentro 50 años después…, y ese fue el nombre que le dieron al chat de whasapp creado (lo integran más de 90 compañeros) que mantienen una enorme ilusión por volver a verse medio siglo después de la despedida colegial.
Son aparejadores, profesores, empleados, funcionarios, ingenieros, arquitectos, médicos, abogados y juristas, comerciantes, hosteleros, empresarios, veterinarios, físicos,…, de todas las profesiones, que cumplen o han cumplido 67 o 68 años. Bastantes continúan laboralmente activos, aunque hay muchos jubilados. Muchos de ellos, residentes en Granada, tuvieron en el colegio a sus hijos y ahora tienen a sus nietos.
Recibieron una educación tardofranquista, autoritaria, sexista y dogmática, muy distinta a la actual. Pero todos ellos recuerdan con cariño su paso por las aulas de su colegio, de haber vivido su infancia en una Granada en la que se podía jugar en sus calles y recuerdan con afecto a sus profesores, casi todos ellos, desaparecidos.
Reconocen que se les educó con exigencia, trabajo duro y disciplina, valorando el esfuerzo y la constancia, y se muestran orgullosos de ser de una generación, la nacida a mediados de los años cincuenta, que ayudó a conseguir una sociedad mejor.
No todos han podido acudido al encuentro por distancia, eventos familiares o dificultades personales, pero algunos se han desplazado desde Cádiz, Huelva, Córdoba, Sevilla, Murcia, Málaga, Madrid y Alicante. Uno lo ha hecho desde Ibiza y otro desde Gerona, a los pies de los Pirineos, junto a la frontera francesa. Se han juntado más de setenta compañeros.
La actual dirección del colegio abrió sus puertas y brindó sus instalaciones, totalmente reformadas en relación a cuando ellos ocupaban sus pupitres y aulas. El encuentro empezó en su salón de actos utilizado como capilla para oficiar una eucaristía y recordar a la veintena larga de compañeros fallecidos y contabilizados durante estos últimos cincuenta años. Continuó con un pequeño acto académico, una imposición de insignias colegiales como antiguos alumnos, un recorrido por las actuales instalaciones y se hicieron una foto grupal con todos los asistentes, que les servirá como recuerdo. Finalizaron con una comida en un céntrico hotel de la ciudad y esperan repetir un nuevo encuentro en los próximos años.
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