Con este doble motivo, el pensador, psicopedagogo y dibujante italiano, ofreció una interesantísima conferencia, ‘Aprender de y en la naturaleza, el reto de abrir la escuela al entorno’. Como no podía ser de otra manera, fue al aire libre y bajo al árbol que plantara en 1985
Tal y como estaba previsto el viernes, 9 de junio, Francesco Tonucci, llegó acompañado de Mar Romera, para pasar el día en la granja escuela Huerto Alegre, paseando, disfrutando del entorno natural, compartiendo comida y buena conversación con el equipo. Por nuestra parte, aprovechamos este idílico escenario para realizarle una larga entrevista, que compartiremos próximamente en IDEAL e IDEAL EN CLASE.
A las seis y media de la tarde, bajo el árbol que Tonucci plantara en 1985, 115 personas esperaban con entusiasmo las sabias palabras de Francesco. La directora de Huerto Alegra, Mari Luz Díaz, comenzó el acto haciendo referencia a la simbología de ese árbol, como una semilla que ha crecido en belleza, por su porte y colores, pero también en profundidad a través de sus profundas raíces, como las ideas y enseñanzas de Francesco han germinado y crecido en tantas personas dedicadas o no a la docencia. También presentó a Francesco como un MAESTRO que ha influido profundamente, en el diseño de su proyecto pedagógico y como un AMIGO, que generosamente siempre ha apoyado su proyecto y como un gran COMUNICADOR que sabe hacer sencillo lo complejo y llegar al alma, lamente y el corazón de la gente.
Tonucci, tomó la palabra resaltando también los vínculos con Huerto Alegre, y lo que él ha percibido en esta iniciativa: “ yo aprendí mucho en Huerto Alegre, para mí fue una escuela, un maestro, aquí yo aprendí algunas cosas que entraron en mis reflexiones sobre la educación y sobre la escuela en general y que hoy son parte fundamental de las pocas propuestas que estoy llevando a la escuela, sin que la escuela me haga caso, pensando que esto es el camino”.
Propuestas transformadoras
A lo largo de su exposición desarrolló y expuso, diferentes propuestas que viene haciendo desde hace tiempo a la escuela, y que podrían ser transformadoras:
“Una escuela debería renunciar al aula, dentro de la escuela, las aulas son todas iguales, el mismo tamaño, mobiliario, funcionamiento, seguimos teniendo aulas donde todavía los niños miran al maestro, pasan de 5 a 8 horas sentado y en esa postura que no es muy saludable, los niños hacen de todo (matemáticas, letras, canto, dibujo…) no funciona, los niños se aburren… y el aburrimiento en la escuela parece un síntoma de normalidad, sin pensar que si se aburren no aprenden”.
En lugar de aulas, pupitres y mesas del maestro, todos los espacios de la escuela se deberían utilicen como espacios de talleres y laboratorios, de forma que la escuela llegue a ser un lugar donde los alumnos viven un recorrido, no una estancia, pasan de un lugar a otro, hacen cosas distintas con materiales, instrumentos, estímulos distintos, se pasa del taller de física al taller de arte a la huerta en el patio, que es un taller de botánica al aire …y posiblemente de mecánica, un taller de bicicletas (como una perspectiva educativa de como moverse en la ciudad).
Para reforzar esta idea, Francesco nos recuerda a Mario Lodi, su gran amigo y maestro y nos cuenta que con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de Mario Lodi en el año pasado descubrió ideas que no conocía como la que a continuación se cita:
En los años 80, Mario Lodi escribe:
“Tratemos de imaginar qué felicidad experimentarían los niños y qué ganas de ir a la escuela tendrían, más adelante, si desde el primer día, en lugar de sentarse en un pupitre, tal vez siempre el mismo, en un salón de clase que siempre será la misma todo el año, con el mismo maestro, encontraran un lugar con diferentes talleres, cada uno con las herramientas y materiales adecuados, para llevar a cabo los proyectos y con uno o más animadores para cada taller que saben cómo guiar a los niños aprovechando sus curiosidades innatas, conocer los materiales, diseñar, crear…”
Y la otra propuesta que nos hace Francesco es que en la escuela se mezclen las “Se mezclen las edades”, sólo en la escuela se separan las edades…. Esto cambiaría completamente la relación entre los niños y el adulto, que es uno, si hay niños de edades distintas las relaciones se modifican mucho, se complican, hay más interacciones diversas y no solamente entre ellos y el adulto.
A continuación, nos recuerda que la mayoría de los países del mundo comparten una legislación respecto al tema de la infancia: La convención de los derechos de los niños, una ley de alto nivel jurídico, el artículo 29 de la convención dice: “La educación está orientada en el desarrollo de la personalidad del niño, de sus capacidades y actitudes, SU personalidad hasta el máximo de sus capacidades”.
Por lo tanto, la educación, la familia y la escuela tiene como objetivo común, el desarrollo de la personalidad de cada uno de los alumnos, tienen que empezar desde adentro y los educadores y docentes deben favorecer este desarrollo hasta el máximo de sus posibilidades es decir que cada uno o cada una sean “lo mejor”, no en todas las disciplinas, pero si en la suya.
Para terminar, Francesco nos cuenta su experiencia en la plaza de Gracia de Granada, cuando tomando una cerveza con amistades pudo observar a un numeroso grupo de niños y niñas, jugando sin la vigilancia de adultos, nos recuerda a través de esta experiencia la importancia de la autonomía de los niños y niñas y su trabajo desde hace años en su proyecto “La ciudad de los niños y las niñas”
A continuación, se genera un rico debate con preguntas de las personas participantes sobre los temas planteados y se cierra el acto con un gran aplauso y una gran ovación al maestro Tonucci.
VER VÍDEOS DE LA CONFERENCIA:
