En tiempos en los que impera el individualismo nos sorprende gratamente que una película en cuyo título aparece la palabra sociedad esté teniendo tanto éxito.
El 24 de enero nos hemos enterado de que La sociedad de la nieve de Juan Antonio Bayona ha sido doblemente nominada en los Premios Óscar 2024 dentro de las categorías de Mejor Película Internacional y Mejor Maquillaje y Peluquería. Estas nominaciones se añaden a las trece que ya obtuvo para los Premios Goya 2024 y al Premio del Público Ciudad de Donostia/San Sebastián en el 71 Festival Internacional de Cine de la capital guipuzcoana.
La película se estrenó en las salas de cine de Uruguay el 13 de diciembre de 2023, y en las de España dos días más tarde. Asimismo, se estrenó mundialmente el 4 de enero de 2024 en la plataforma Netflix. El 9 de septiembre de 2023 se proyectó en la clausura del 80.º Festival Internacional de Cine de Venecia. El 1 de septiembre de 2023, J.A. Bayona presentó la película a los supervivientes, a sus familias y a las familias de los pasajeros fallecidos del avión Fairchild FH-227D.
Actualmente la última película La sociedad de la nieve de José Antonio Bayona en Granada se emite en Kinépolis de Pulianas y en Ocine Serrallo.
Mi interés por el suceso que se representa en la película viene de lejos, allá por 1993, cuando se estrenó ¡Viven!, protagonizada por Ethan Hawke y John Malkovich, redactábamos en el colegio un periódico escolar en el que escribimos un artículo sobre la tragedia de los Andes y la película norteamericana en el que planteábamos el debate de si los lectores serían capaces de comer carne humana en una situación límite, cosa que los supervivientes habían tenido que hacer para sobrevivir.
La película de Bayona difiere de ¡Viven! aunque hemos de saber que hubo otra versión más, Supervivientes de los Andes, del director mexicano René Cardona, estrenada en 1976, apenas cuatro años después del accidente.
A diferencia de las películas de 1976 y 1993, Supervivientes de los Andes y ¡Viven!, respectivamente), La sociedad de la nieve es la primera adaptación que utiliza los nombres reales de todos los pasajeros fallecidos. Para la película actual, Bayona toma como material de referencia el libro homónimo de Pablo Vierci. El autor uruguayo recogió durante años los testimonios de los supervivientes del desastre, de este libro procede el título de la película. Pablo Vierci consiguió, con La sociedad de nieve, recoger el estado emocional de los dieciséis supervivientes del accidente aéreo ya que Vierci había sido compañero de colegio de algunos de los que consiguieron escapar con vida. Una de las claves de la obra de Vierci es que se publicó en 2008, mucho después del accidente de 1972 y del estreno de ¡Viven! en 1993.
Respecto a la película de Bayona, para los/as granadinos/as resulta curioso también que, en parte, se haya rodado en Sierra Nevada. Los lugares de rodaje han sido Sierra Nevada, España; Montevideo, Uruguay; y Chile y Argentina en los Andes, incluido el lugar real del accidente.
La película, para un público amplio, es un film de acción que puede gustar. De hecho, verla en una sala de cine te lleva a sumergirte, en cierto modo, en aquel avión, en el propio accidente y en las circunstancias que se vivieron en aquel lugar inhóspito de los Andes, debido a los efectos especiales y la calidad técnica de la película. Pero, aparte de ello, además, es una película que creemos que aporta ideas y valores inspiradores para la sociedad en general y la juventud en particular.
El valor más destacable, a este respecto, es la cooperación. Si los supervivientes, tal como ellos mismos afirman ahora, no hubiesen actuado colaborativamente como una sociedad, habrían muerto. Otras claves de la historia son los mensajes de vitalismo, aferrarse a la vida, valentía y la superación.
¡Viven! no era una mala película pero no tuvo ni el éxito ni la repercusión que ha tenido la de Bayona ni, sobre todo, la aceptación y valor para los supervivientes, quienes aseguran que la película que ahora se proyecta en los cines y el modo cómo está planteada ha hecho que los familiares de las víctimas fallecidas se reconcilien con los supervivientes.
Aparte y además del valor de lo biográfico y su representación, creo que se trata de una gran película por muchos motivos. Explicamos algunos de ellos sin ánimo de hacer spoilers a quienes aún no la hayan visto. Uno de los mayores logros narrativos de la película es la elección del personaje narrador, piénsenlo quienes hayan visto el film y los que vayan a verlo. Algunos supervivientes han afirmado que justamente la elección de esa voz narrativa en concreto ha hecho posible la reconciliación entre supervivientes y familiares de los/as fallecidos/as.
Asimismo, la película va más allá del accidente y las situaciones límite físicas y psicológicas que vivieron todos. Por ejemplo, no se centra en los motivos del accidente simplemente porque no le interesa, es como el en un lugar de la Mancha cervantino.
Hay, en mi opinión, momentos épicos significativos y emotivos que trascienden y nos traspasan, y que destilan verdad, como el momento en el que mientras se calientan los pies unos a otros, (gesto con el cual se dan calor para sobrevivir pero también mucho más) y crean poemas. Para los amantes del álbum Frederick de Leo Lionni es una puesta en práctica casi literal de este hermoso y certero cuento. Y es que para sobrevivir no sólo necesitamos comida y agua sino también palabras, historias y poemas. Cuenta Ramón “Moncho” Sabella, superviviente, en el libro La Sociedad de la Nieve que uno de los supervivientes (Sergio Díaz) recitó un poema de José Martí:
Cuando advirtió que había cosas que no podíamos comprender, con mucha agudeza intentó por otra vía, para conectarnos a la vida por intermedio de la música y la poesía. Fue entonces que repetimos, durante horas, el poema de José Martí que nos enseñó esa noche, el que nunca más olvido, y cada tanto acude a mi memoria y recito para mí mismo, porque Sergio no lo dijo de casualidad, nos estaba expresando, por pura intuición, el mejor resumen de lo que habíamos vivido:
“Cultivo una rosa blanca
en julio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo…
cultivo una rosa blanca”.
Otro momento crucial en la película es aquel en el que Numa conversa con otro compañero que falleció y le pregunta por dios. Este le dice que para él allí y en ese momento el dios que existe es cada uno de los compañeros que hace algo por los demás en aquella situación, por ejemplo, los que cortan la carne sin informar a los demás de cómo lo hacen o qué cuerpos están comiendo para hacer la situación más fácil y menos traumática. Llama la atención esta conversación sabiendo además que los pasajeros formaban parte de un equipo de rugby cristiano.
En otro momento, Numa, herido, lamenta ser una carga y no servir ya de ayuda al resto de compañeros y le pregunta a otro de ellos, a Javier Methol, que qué sentido tiene la situación tan dura que están viviendo y él le contesta, recordándole que ha perdido a su mujer tras el accidente, y diciéndole que no le dé más vueltas, que los hechos que viven y el sufrimiento que padecen no tienen ningún sentido. Es un mensaje sencillo que cala en tiempos en los que nos venden la idea de que siempre que nos sucede algo malo, esto tiene un sentido o una finalidad , hecho que, obviamente, no siempre es así, de hecho, ni siquiera es así en la mayoría de los casos.
La frase que aparece en un momento crucial en la película en la que se afirma que no hay amor mayor que dar la vida por un compañero anima a Parrado y Canessa a salir en búsqueda de auxilio les salva doblemente ya que como sabemos si no hubieran hecho esto, habrían perecido todos.
Otro de los valores de la película es huir de ideas populares en la actualidad bastante absurdas como que una persona es más valiosa por estar más sana o vivir más años como si esas situaciones o actitudes en vez de ser una suerte fuesen un mérito. Nadie elige contraer una enfermedad. Obviamente, por otra parte, no pretendo hacer con ello una apología de una vida de excesos, cuestión aparte es el tener una vida saludable para prevenir en lo posible ciertas dolencias.
En definitiva, destacamos de la película, sobre todo, los valores de la defensa del arte necesario en la vida (en este caso, en forma de poesía), de la colaboración como mecanismo de supervivencia y avance, y de la valoración de aquellas personas que ayudan a los demás, dándolo todo por los demás si es necesario.
Los supervivientes lograron formar una sociedad que les permitió salir adelante sin olvidar a los demás y sin dejar de ser conscientes de que en cualquier momento les podía tocar perecer a cualquiera de ellos. También hemos de destacar el valor de la buena y rápida actuación de los arrieros con los que se encontraron los dos jóvenes que salieron en busca de ayuda tras no desanimarse a pesar de haber sido desahuciados. Añadimos una fotografía de la carta que el presidente, Salvador Alllende, escribió a los arrieros que salvaron a Fernando Parrado, Roberto Canessa y el resto.
Otro de los méritos de los sobrevivientes es, por su parte, haber sabido explicar sin vergüenza ni miedo lo que tuvieron que hacer para sobrevivir y por qué y cómo lo hicieron a pesar del sensacionalismo buscado por alguna prensa de la época. Por suerte, imperó e impera la comprensión ante la situación y la valoración del mérito de los supervivientes.
Solo queda plantearnos por qué ante otros sucesos no vemos las cosas tan claras y por qué no ponemos el foco en ellos. Nos ponemos en la piel de estos jóvenes y su mala suerte pero, en realidad, se trata de un hecho bastante aséptico que podría sucederle a cualquiera de las personas que vivimos en sociedades acomodadas de países enriquecidos y quizá por eso precisamente cale en los/as espectadores/as la historia.
En este caso, no siendo una situación que se produzca por una injusticia o desigualdad, conseguimos imaginarnos pasando hambre, frío, miedo, desesperación, etc. Ante otras realidades en las que sí que hay culpables claros y motivaciones despreciables, ¿por qué no todos/as o la mayoría intentamos empatizar con las víctimas e intentar cambiar situaciones terribles e insostenibles?, ¿por qué no hay una película o documental que tenga éxito de público y difusión que nos lleve a ponernos en la piel, por ejemplo, de un niño/a o adulto/a inocente palestino/a que pierde a su familia o que tiene que ser amputado sin anestesia o padece una hambruna y un genocidio?
Que cada uno busque la respuesta. Y vayamos más allá, ¿por qué como seres humanos tenemos que estrellarnos en un avión en el lugar más inhóspito del mundo para empezar a cooperar como sociedad?, ¿acaso no sería más útil y hermoso hacerlo diariamente en la vida cotidiana y no hacerlo solo en una situación que aunque sucedió por azar podría pensarse casi pensada para un laboratorio?, ¿por qué no hacerlo ahora en la vida real teniendo en cuenta nuestros contextos cercanos y globales en los que no faltan las desigualdades ni las injusticias con casualidades concretas? Piensen en ello.
Enlaces de interés:
Perfil de Twitter del director: @FilmBayona
Perfil de Twitter del escritor del libro: @pfvierci
Enlaces a noticias sobre el suceso:
Sobre la reconciliación y aceptación de las víctimas:
Enlaces a noticias sobre la película:
Sobre el libro de Pablo Vierci: https://www.fotogramas.es/noticias-cine/a46294653/la-sociedad-de-la-nieve-netflix-libro-pablo-vierci/
Sobre el rodaje en Sierra Nevada: https://www.publico.es/viajes/asi-se-rodo-la-sociedad-de-la-nieve-en-sierra-nevada/
Sobre Frederick de Leo Lionni editado por Kalandraka: https://kalandraka.com/frederick-castellano.html
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(Cogollos Vega)