Isidro G. Cigüenza: «Pedagogía cuántica, 1»

1. La Dinámica Andariega

La Dinámica Andariega o Mecánica del aprendizaje andariego es la rama de nuestra Pedagogía que describe la evolución en un tiempo y lugar de las acciones didácticas con relación a los motivos y causas que las provocan.

El objetivo que pretende no es otro que describir los factores capaces de producir alteraciones educacionales en los niños; cualificarlos, cuantificarlos y plantear acciones en movimiento.

Los procedimientos educacionales resultan esenciales para profundizar, tanto en la dinámica individual como en la colectiva y grupal. Así, nos interesa tanto el aprendizaje por sí, como el trabajo y la energía que precisan.

La primera formulación de la Dinámica Andariega se llevó a cabo hace cuarenta años en una pequeña comunidad del País Vasco. Posteriormente se continuó con su experimentación en un pueblo de Andalucía, siempre en una misma comunidad y con parecidos parámetros investigadores.

Las raíces fundacionales de dicha Mecánica arraigan en la propia constitución del ser humano entendido como “homo viator” y “homo habilis”, tomando su esencia en las formas de vida propiamente itinerantes. Con posterioridad, y tras la regresión iconoclasta de las civilizaciones militarizadas, resurgiría con fuerza en el período socrático de la mano de los filósofos peripatéticos.

Tras un nuevo retroceso durante los Imperios Romano y Eclesiástico, dicha teoría cinemática rebrotaría en el Renacimiento a partir de la Mecánica Bernardiana que expandida por Bernardino de Siena proclamaba: “Ponte a aprender lo que tu naturaleza te reclama”. También, a partir de la Mecánica Campanella desarrollada por Tomasso Campanella, se llegó a afirmar que la sabiduría se fundamentaba en los sentidos, “los únicos que pueden verificar, corregir y refutar un conocimiento incierto”. Para él, esa percepción sensorial es la que, en edades tempranas, da lugar a la toma de conciencia de sí mismo (autoconciencia que nos revela los principios fundamentales de la realidad natural).

Más modernamente, Rousseau, Pestalozzi, Dewey, Kilpatrich, Freinet y Giner de los Rios, entre otros, fijarían los hitos e indicadores que guían al día de hoy nuestros pasos.

De aquellos soles y de estas fuentes bebe la Pedagogía Andariega: unos soles que iluminan el desarrollo integral de las personas y unas fuentes que han de saciar la sed para una mejor convivencia, solidaridad y respeto a la Naturaleza.

Códigos Cuánticos en la Mecánica del Aprendizaje

La Mecánica Andariega o Mecánica del Aprendizaje pretende formular en términos de teoremas aquellas condiciones que determinan el deseo de aprender del niño, y que éste se conserve, permaneciendo en constante evolución a lo largo del tiempo. En torno a esta ley hemos desplegado distintos teoremas vectoriales que la especifican.

  1. Teorema de la frecuencia de los movimientos:

La fijación del objeto de aprendizaje de los distintos entrenamientos que lleven a cabo los niños dependerá de la continuidad de los mismos y de la línea ludo-didáctica que les relacione. Los experimentos continuos, unidos a la propia mecánica de reposo y asimilación, darán lugar a la maduración neuronal de las sucesivas capas o vectores básicos, tanto de la mecánica como del propio aprendizaje. Las fuerzas inerciales, así como las persistentes, posibilitarán unos movimientos que resultarán de capital importancia en el conocimiento y cualificación de los procesos didácticos.

Las inercias que porta todo niño y que le mueven a querer saber, tiene diversos orígenes: los propiamente mecánicos que porta como ser humano y los térmicos que le confiere el ámbito familiar y estrictamente educativo(tanto mayores, cuanta mayor sea la cantidad de interés contagiado y la capacidad calorífica que aporte el afecto transmitido).

Un caso particular de dichas inercias, absolutamente paralizante por otra parte, son las fuerzas ficticias que ejercen las Instituciones educativas como tales. Se trata de la tendencia a no modificar el estado de perpetuidad, disfrazando dicha inercia con un movimiento uniforme engañoso, a base de cambiar nomenclaturas y legislaciones de vez en cuando.

  1. Teorema de la dinámica particular

La acción pedagógica dispone de planteamientos diversos a la hora de conformar ecuaciones de movimiento efectivas que permitan predecir la evolución y conservación en el tiempo de un sistema Didáctico concreto. Máxime, si tenemos en cuenta las dos variables que entran en juego: las condiciones somáticas iniciales del niño y las fuerzas sociales y psicológicas que lo conmueven.

La personalidad de cada niño, sus circunstancias físicas, familiares, ambientales, etc., conllevan un sistema calificador relativista, por lo que los sistemas cuánticos rígidos, si bien resultan muy efectistas a nivel evaluador, desatienden los procedimientos que conllevan para ellos un grado de libertad imprescindible. En esas condiciones, la fuerza educativa a intervenir sobre un individuo dependerá de sus experiencias pretéritas. El conocimiento del individuo, de su entorno y de su pasado, resulta inexcusable para el educador. La provisionalidad, la inconstancia y el enajenamiento profesional arrastran un freno no deseado.

  1. Teorema del trabajo

De forma similar a como sucede en la física con respecto a los medios continuos relativos a los sólidos deformables y fluidos, también en la Pedagogía Andariega contemplamos ménsulas didácticas que, a modo de sostenes arquitectónicos, nos permiten favorecer la energía didáctica que predicamos. Se trataría, buscando un símil, de los campos gravitatorios o electromagnéticos.

Caminar en pos de un interés, de un querer descubrir, de un aprender en comunidad…conlleva establecer relaciones estrechas con las distintas fuentes de conocimiento, con las personas que lo detectan y con las ramas del saber que lo contienen. La energía que mueve y conmueve a los niños, unida al potencial que atesora, debidamente encauzada a través de experiencias y talleres, nos llevará a la necesidad de gestionar el trabajo a que dan lugar. Un trabajo que, deberá ser devuelto en forma de contenidos, productos y vivencias a la comunidad que los facilitó. Un trabajo en cuya composición entrar a formar parte un elemento constitutivo esencial: el factor tiempo. Un factor donde la relatividad tomará un protagonismo muy pocas veces contemplado en los parámetros pedagógicos actuales.

[Nota: Este artículo ha sido creado por la inteligencia natural del propio autor. En absoluto ha intervenido cualquier otra.]

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Isidro García Cigüenza

Blog personal ARRE BURRITA

artífice e impulsor

de la Pedagogía Andariega

Isidro García Cigüenza

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