Gerardo Rodríguez Salas_ Portada en la portada de la revista Lumbre

Gerardo Rodríguez Salas, poeta, porque… cayó por el espacio y el tiempo y acabó atrapado en una tela de araña

Gerardo Rodríguez Salas es poeta, siente como poeta, vive como poeta.

Aunque realice otras actividades cotidianas, necesita de lo lírico.

Se le nota cuando da clases en la Universidad de Granada como profesor de Literatura Inglesa.

O cuando escribió 12 relatos sobre mujeres en un pueblo imaginario como homenaje a la mujer campesina en Hijas de un sueño.

O cuando creó una estructura teatral para que algunas de esas mujeres salieran del relato y tomaran forma humana. Vulanicos es una obra teatral poetizada y así lo entendió Tete Cobo cuando se atrevió a llevar esta composición poética a escena.

Presentación de Vulanicos con Alberto Conejero

Gerardo Rodríguez es poeta cuando habla de su conexión con la escritora neozelandesa Katherine Mansfield, a la que dedicó años de investigación y estudio y a la que convirtió en objeto de su tesis doctoral.

Y aquí introducimos el segundo de los elementos imprescindibles en este retrato. El Destino. Gerardo la encontró casualmente en Oxford cuando fue becado para realizar un máster de posgrado y lo ubicaron en Mansfield College antes de conocer a la autora neozelandesa—aunque el apellido de este colegio no se deba a ella. Y siguió sus huellas hasta sus orígenes, allá en las antípodas.

Siempre se ha mostrado firme en el papel de narrador de una vida que no es la suya, pero a la que le unen episodios coincidentes. La herida de la pérdida. El amor por el relato.

Estaban destinados a encontrarse. Gerardo lo explica así. Su obra Vivir sola es morir (Editorial Comares) es un ensayo académico sobre las «poéticas» del modernismo comunitario en la vida y obra de Katherine Mansfield y cuando asiste a conferencias, coloquios, o efemérides se empeña en explicar la visión lírica que ella tenía sobre la vida.

Gerardo y El Destino. Es un placer oírle contar cómo ha prestado un penúltimo homenaje.

Acudiendo a Fontainebleau, en el centenario de su muerte.

Enferma de tuberculosis, Katherine murió después de realizar un torpe esfuerzo por demostrar que se encontraba bien.

Gerardo, el poeta, repitió ese gesto y cuenta que la encontró allí, a ella, a Katherine, porque al final, los lugares se quedan impregnados de vida.

Y acudió a entonar poesía ante la tumba de una mujer que se saltó las reglas de todo.

Ante la tumba de Mansfield en el cementerio de Fontainebleau

Quien comparta la creencia en la magia de los lugares entenderá de lo que estamos hablando.

Y quién comparta la creencia en la magia de las palabras entenderá el titulo con el que el responsable de la Cátedra Federico García Lorca de la Universidad de Granada, José Manuel Ruiz, bautizó el homenaje a la escritora en febrero de 2023: Centenario de un pájaro herido, aludiendo a uno de los últimos poemas de la autora.

El poeta sabe presentarse ante el público. A veces se presenta de pie. Y así podemos observar su extrema delgadez. Elegante y minimalista en sus gestos, pero no escatima en sonrisas que reparte sin tapujos.

 

Se presenta ante el público con elegancia (Gerardo Rodríguez Salas en la Casa Museo Fuente Vaqueros)

Convincente—él dice que empatiza con el público. Respetuoso. Entonado. La forma que tiene de entender la poesía y el destino le lleva a la necesidad de transferir sus conocimientos—los conocimientos, la literatura, la poesía no deben quedarse en la universidad. Y por eso realiza su apostolado académico de la que considera una maestra del relato, aunque muriera tan joven, a sus escasos 34 años de vida.

Pero entonces, cuando Gerardo conoció a Katherine, todavía no había publicado poesía.

Fue necesario que algo le hiciera caer como un cuerpo desmaterializado. Y a esa ausencia de espacio y de tiempo corresponde el poemario Anacronía. Así se sintió. Y se empeñó en encontrar una pintura que simbolizara lo que dejó de sentir cuando acaeció la muerte de su hermano Luis Javier, Javi. Es esa en la que un cuerpo de hombre, convertido en marioneta a la que le han cortado los hilos bruscamente, cae en un espacio sin referencias.

Cayó por el espacio y el tiempo. Portada de Anacronía

Y el Destino quiso que el pintor londinense James Wedge aceptara su propuesta y cediera sus derechos para la portada.

Un lorquiano como Gerardo se rebeló y no quiso aceptar el verso “porque te has muerto para siempre”. Yo estaba con la idea de que tenía que darle vida a través de la poesía -Gerardo …¿te importa que hablemos sobre la muerte de tu hermano? -en absoluto, yo ya lo he poetizado-.

Entonces, preguntamos, como el poeta, mientras que clavamos la mirada en su miradaen la Facultad de Filosofía y Letras la gente necesita encontrarse y compartir y hablary lo hace en voz altay pensamos que si establecemos una relación más directa con el poeta, podremos oír su respuesta ¿Qué es poesía?

¡Cómo hemos estado para hacerle esa pregunta!

Gerardo se vuelve torrente. Perdida parte de su aparente serenidad, su discurso se vuelve potente, articulado. Ha teorizado, y mucho, sobre la función de la poesía. La poesía como destino o la urdimbre de versos para sanar: la poesía es un vehículo terapéutico. Es la asociación de la poesía que tenemos más interiorizada, se escribe como forma de terapia, hay una conexión muy directa con el yo y con esa vivencia experiencial. PERO en Anacronía yo quería dar un paso más. Quería expresar ese dolor introduciendo el elemento ficcional. Para poder transformar ese dolor personal, y la posibilidad de superarlo, en algo universal.

Gerardo fue un cuerpo que cayó… y se convirtió en poeta sanador.

Ahora, presenta su segundo libro de poemas, Los hilos de la infamia.

Atrapado en una tela de araña. Y se ha convertido en un poeta rompedor.

Si un poeta no entiende el mundo en el que vive se siente saturado por la cantidad de imágenes, noticias. Se horroriza ante la ruina moral y material de nuestro tiempo ¿Cuál es la función, entonces, de la poesía?

Imagen de un jovencísimo Gerardo

Seguimos pendientes de su mirada, de sus palabras, de sus gestos…

...la poesía es el espacio perfecto para la utopía, para la distopía, para crear rupturas, para hacer preguntas y no responderlas. La poesía es el espacio de la experimentación en todos los sentidos.

Por eso ha escrito Los hilos de la infamia para denunciar desde el lirismo. Jugando y rompiendo el concepto de belleza.

Porque la poesía de Gerardo, ahora, es más evidentemente revolucionaria si cabe.

Hay que romper. Y no hay nada más revolucionario que la ruptura en el lenguaje.

Aceptar que tenemos que encontrar formas nuevas.

Generar nuevos significados.

Para la portada de este poemario ha buscado la mujer araña. Efectista. Busca imágenes potentes para que el espectador-lector ancle esa imagen en su propio escenario.

Portada Los hilos de la infamia

Hay en estos relatos que conforman la galería de personajes granadinos algo de intromisión en el pensamiento del retratado.

Hemos intentado explicar que Gerardo, que debe ser hiperactivo, dedica su tiempo a investigar, a crear, pero también a compartir lo que sabe y lo que siente. Y lo hace muy bien.

Pero nos hacía falta un poeta en esta galería. Un poeta que preste su voz a los silenciados. Que nos proponga juegos poéticos, que nos presente a sus amigos literarios. 

Flanqueado por Ángeles Mora y Teresa Gómez

Señoras y señores, en uno de los lugares que más se ama a la poesía, hoy hemos dedicado nuestro relato a Gerardo Rodríguez Salas, de Jun. Poeta porque el destino lo ha hecho así. Hijo de Antonio Rodríguez Ruiz y Ángeles Salas Gómez.

Con sus padres y hermana en Mansfield College en Oxford

Frente a la trascendencia de su poesía, es un tipo afable, amigo de sus amigos. Lo mismo actúa de oficiante en una boda que acude a hablar de poesía universal a un público entregado de diez años de edadclaro que sí, porque tiene el poder de buscar la belleza y cautiva a su auditorio.

En su poesía hemos descubierto dos imágenes que se repiten. Las referencias al mundo textil. Hilos, urdimbres, retales…  porque es una forma de prestar homenaje a su padre y a su madre, que eran tejedores.

La otra referencia es la musical. Habla de polifonía. De sonidos. De silencios. De ritmos marcados por el ruido de los telares al crear los tejidos ¿o acaso solo son la misma referencia?

 

 

 

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Carmen Gómez Letrán

Profesora de Geografía e Historia

IES Padre Suárez

 

Carmen Gómez Letrán

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