Maestro de la escuela granadina de constructores de guitarra
Reconocemos la grandeza de su proceso creativo.
Hablar de Manuel Bellido se convierte en una experiencia cosmogónica.
Intentar definir su trayectoria como constructor de guitarras acaba explosionando en una sucesión de temperaturas, colores, sonidos, texturas.
Abrimos un catálogo sensorial que difícilmente se podrá sentir on line.
En su origen es un retrato en blanco y negro.
Manuel entró en el taller de ebanistería, «el Macareno» con 12 años y en el de su maestro guitarrero, Eduardo Ferrer con 18. Eduardo era sobrino y continuador de Benito Ferrer que montara taller en Granada en 1875.
Nadie preguntaba la edad. Llegabas y te ponían a barrer, y más tarde calentabas la cola con viruta…se iban asumiendo funciones. Así aprendió nuestro protagonista.
Así ha perdurado la construcción de guitarras de la escuela granadina. De maestro a discípulo. Sin registros escritos. Por transmisión oral.
Por eso el retrato de Manuel Bellido en blanco y negro se nos antoja tan necesario.
Para aprender.
Su testimonio es historia de los acuerdos verbales como el que le permitía cobrar, cuando ya estaba «acreditado» solo un tercio de sus trabajos. El otro pagaba el material y el tercero, para el dueño del taller.
Es relato apasionante de los materiales que se usaban y que ya están prohibidos. Algunas de las maderas brasileñas, los marfiles. De los que se usaban y aún están permitidos. Los huesos de animales blanqueados con cal.
Lo advertimos, entrabamos en un universo de materiales y de texturas.
El retrato pasa a sepia en los años 60 de los mil novecientos. Cuando se asocia con Antonio Marín Montero. Reconocido maestro guitarrero. De los finos.
Esta imagen es un punto de inflexión para la guitarra granadina.
Sin que los mismos protagonistas fueran conscientes de la importancia de ese momento, se convierten junto a Francisco Manuel Díaz en padres de la actual escuela granadina de guitarreros.
Se trataba entonces de un «gremio» pequeño… sintiendo siempre…»la bota de la guitarra madrileña en el cuello». Déjennos que recordemos como el joven Andrés Segovia, estudiando y viviendo en Granada acudió al taller de Manuel Ramírez en Madrid buscando un instrumento para el concierto que habría de dar el 6 de mayo en el Ateneo (1913). El mismo que adquirió y que llevó a reparar en 1922 al taller de Santos Hernández, una vez que montara taller tras el fallecimiento del primero. Y fue esa la razón por la que hubo de ausentarse de los preparativos del Concurso del Cante Jondo. Hoy día lo adquiriría en Granada.
Porque…interviene Manuel, que conferencia usando expresiones tan granadinas como las guitarras que construye, os puedo contar un cuento. Ahora son los madrileños los que están pendientes de nosotros.
Y esto es porque Antonio Marín y Manuel Bellido, amigos, enseñaron a otros como construir instrumentos muy particulares. La guitarra granadina. Ligera de peso, muy agradables de tocar, barnizadas a goma laca.
Y así fue como Francisco Santiago Marín, José Marín Plazuelo, Rafael Moreno, Juan Miguel Carmona, José López Bellido, Jesús Bellido, Francisco Hervás… entre otros, se convirtieron a su vez, en maestros.
Y así fue como empezaron a llegar extranjeros atraídos por el canto de sirena de la guitarra granadina.
Hoy es un mercado que mueve millones. Los, alrededor de cincuenta constructores de guitarras afincados en Granada, reciben encargos de todo el mundo.
¿Es que creen que nos hemos olvidado de las imágenes a color? Nada de eso. Pero es que para conocer al Manuel Bellido a color, al de ahora, necesitan tomarse un respiro.
Somos conscientes que hemos entrado en un lugar sacrosanto, el Taller de los Bellido. Dividido en compartimentos con diferentes temperaturas, funciones, grados de humedad. Allí realizamos el retrato. La fotografía a color es un retrato sedente.
Lo imaginamos en silla de aenea. Postura idónea para trabajar el instrumento. Permite la reflexión. Pero es una forma de ver venir la vida muy granaína que lo mismo sirve para una tertulia flamenca en la Platería, que para descansar en el Camino del Sacromonte, que para recibir a los compradores internacionales, debajo de la figura de Vitrubio que el Niño de los pinturas, artista urbano también granadino, le regaló/tatuó en las paredes de su casa-taller en el Paseo de las Palmas.
Trabaja con las manos, pero también con la cabeza, con la imaginación, con el corazón. Y es que el artesano tiene que encontrar soluciones a los problemas que se le presentan a diario. Hay que estar atento para crear. Nos regala la anécdota de que un “experimento” de los suyos sorprendió a uno de sus discípulos…- pero maestro, esto no se hace así. Esto no es lo que venimos haciendo– Pues, será lo que hagamos en el futuro«, sentenció.
No en vano, un guitarrero es un solucionador de problemas.
Así se define.
Y es lo que nos permite hablar de él como una especie de genio. Vean.
Como matemático, ha aplicado la proporción a partir del círculo a la construcción de guitarras. Para él… la proporción es el todo…
El resultado, la guitarra áurea. Presentada en sociedad tras los estudios confirmantes del profesor de matemáticas de la UGR, Miguel Contreras en 2018. Hasta al mismo Antonio Torres, padre de la guitarra moderna, le hubiera gustado«. Él también la había aplicado, pero con medios más rudimentarios.
Como ingeniero, no sólo ha implementado estrategias para mejorar el proceso productivo -el uso de fresadoras o la prensa de puntales de madera…- sino que ha creado una serie de artilugios como el molde exterior o la calibradora de lija.
De eso se trataba cuando dijimos que era creador de escuela. Ahora sus aportaciones están en uso por todos.
Como físico, se sigue planteando un desafío. Crear un instrumento para concierto con mayor intensidad de sonido pero sin perder matices. No pierde la esperanza.
Cree necesario seguir solucionando problemas técnicos y para ello echa de menos más comunicación entre guitarristas y guitarreros. Una balanza entre el que construye y el que toca.
Como filósofo o como poeta, ni nosotros estamos seguros en que categoría del pensamiento clasificarlo, se pregunta si es posible atribuir a los sonidos cualidades humanas. Cómo cuando se cuestionó si podía crear una guitarra con un sonido canalla.
Presten atención a este proceso.
Gasta el maestro un oído musical que le viene de serie y que se ha afinado a base de buscar sonidos.
Como quiera que el trabajo como luthier es un trabajo solitario siempre está acompañado de la radio.
Detecta que la voz tan personal del cantautor Joaquín Sabina no tuviera un acompañamiento armónico adecuado.
Se dispuso a crear un instrumento pensando en él.
Eligió, para ello, en los bosques de sabinas el árbol adecuado.
Prestó atención a las líneas de la madera que se entrecruzaban como la canción del cantautor …allá donde se cruzan los caminos…
Preguntó a sus amigos músicos. Se preguntó a si mismo ¿Es posible crear un sonido canalla?
Orgullo obtuvo el sonido buscado. Agrio pero bonito. Y testimonió por escrito su búsqueda en el interior…Te construí queriendo que fueras canalla. De tu madera te construí. Y a nosotros nos permite concluir que creó una guitarra alegórica. ¿Es o no es un genio?
Manuel Bellido lleva 60 años ayudando a crear Granada.
Jesús y Mauricio, sus queridos hijos y discípulos, se dirigen al padre con el apelativo de maestro.
En el taller del Paseo de las Palmas se palpa el amor y el respeto. Al maestro, al instrumento.
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IES Padre Suárez