Federico García Lorca,
de la Vega de Granada,
donde chopos melancólicos
se cimbrean con elegancia
y en el otoño flamean
al abrigo de unas llamas
que hacia el cielo azul se elevan
sacralizando nostalgias.
Entre los chopos, la brisa,
nacida en Sierra Nevada,
entreteje melodías
con el bisbiseo del agua,
convirtiendo los silencios
en soliloquios del alma
para musicar los versos
que de Federico emanan.
Federico García Lorca,
poeta con voz de plata,
artesano de la hipérbole
y arquitecto de metáforas
que enriqueció el lenguaje
con figuras literarias
de una belleza exquisita,
exuberante y diáfana.
Persona brillante y mágica,
el poeta Federico,
que, siendo el centro de todos,
de todos fue el más sencillo.
Fascinador y simpático,
irradiaba vitalismo
y allí donde él estuviera
el mundo latía más lírico.
Voz cálida, armoniosa,
unos ojos intensísimos,
la risa fuerte y muy clara,
fueron rasgos distintivos.
Humano, artista y sensible,
de sentimientos muy limpios,
sediento de libertad
y esclavo del misticismo.
Pero junto a la alegría
que brotaba en Federico
destellaban los gladiolos
afilados cual cuchillos
blandiendo sus finas hojas
a lo largo del camino.
El corazón del poeta
y sus ardientes latidos,
laberinto de tristezas
con sus ayes amarillos
espumando entre las piedras
como las aguas de un río
que rozagantes descienden
a sumirse en torbellinos.
La alegría y la pena,
la risa y el pesimismo,
la vida toda y la muerte
se fundían en Federico.
—oooOooo—
Dejad el balcón abierto
que el poeta está aún dormido,
quiere descansar un rato,
unos minutos, un siglo;
pero el balcón, siempre abierto
que le gusta a Federico
asomarse cuando cantan
los jilgueros y el cuclillo.
Dejad el balcón abierto
para que vea Federico
al Amargo y al Camborio
cruzarse por los caminos;
y a Mariana y a Bernarda
y a Yerma soñando un hijo;
y a Leonardo y a la Novia
en el vaivén del destino.
Dejad el balcón abierto,
que en el momento preciso
llegará doña Rosita
delicada como un lirio;
y también la Zapatera
discutiendo con don Mirlo,
y, luego, don Perlimplín
con su traje de domingo;
y vendrá la Argentinita
entre ramos de jacintos
cantando el dulce romance
de los dos pelegrinitos.
Dejad el balcón abierto
para que entre el aire frío.
A las cinco estarán todos
esperando a Federico;
vendrán cruzando la vega
por las choperas del río
o bajarán de la sierra
con ramitas de tomillo.
A las cinco estarán todos,
inquietos como los niños,
ansiosos por escuchar
la risa de Federico.
Dejad el balcón abierto,
que ya son casi las cinco
y a las cinco de la tarde
despertará Federico.
…………………………………..
N.B. En mi romancero CONOCER A FEDERICO, realizo un extenso recorrido por la vida y la obra del poeta a lo largo de veinticuatro romances, publicados, meses atrás, en la edición digital de IDEAL EN CLASE.
Próximo romance: María de Pacheco
Anteriores entregas:
II. Ángel Ganivet García (Granada, 1865 – Riga, 1899)
III. Ibn Zamrak (Granada, 1333 – 1394)
IV. Isabel de Solís, Soraya (Martos, Jaén, – ¿Sevilla? S. XV, 2ª mitad)
V. Mira de Amescua (Guadix, 1577 – 1644)
VI. Francisco Alonso (Granada, 1887 – Madrid, 1948)
VII. Juan Latino (Cabra o Etiopía, 1518 – Granada, 1597)
VIII. Chorrojumo (Ítrabo, 1824 – Granada, 1906)
IX. San Juan de Dios (Montemor: Portugal, 1495 – Granada, 1550)
X. Boabdil (Granada, 1460 – Fez, 1533)
XI. Doña Juana I de Castilla (Toledo, 1479 – Tordesillas, 1555)
XII. Alonso Cano (Granada, 1601 – 1667)
XIII. Elena/Eleno De Céspedes (Alhama de Granada, 1545 – Yepes ¿1588?)
XIV. Hermanos fosores de Guadix (Comunidad fundada en 1953)
XV. Mencía de Mendoza (Jadraque, Guadalajara, 1508 – Valencia, 1554)
XVI. Fray Leopoldo (Alpandeire, 1864–Granada, 1956)
XVII. Manuel de Falla (Cádiz, 1878–Alta Gracia, Argentina, 1946)
XVIII. Eugenia de Montijo (Granada, 1826– Madrid, 1920)
XIX. Manuel Benítez Carrasco (Granada, 1922–1999)
XX. Fray Luis de Granada (Granada, 1504 – Lisboa, 1588)
XXI. Abén Humeya (Válor, 1545 – Laujar de Andarax, 1569)
XXII. Mariana Pineda (Granada, 1804 – 1831)
Deja una respuesta