Segundo viernes de Cuaresma.
Día de vigilia.
Para muchos granadinos y granadinas esta fecha aparece marcada en el almanaque con el recordatorio de una cita muy especial, la celebración del Vía Crucis organizado por la Federación de Cofradías granadina.
El Vía Crucis de 2024, estará presidido por las imágenes del Cristo de la Misericordia y la Soledad de Santa Ana celebrando el centenario de sus respectivas fundaciones.
Seguimos con las efemérides.
En la Catedral y con la presencia del arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, tendremos la ocasión de admirar la imaginería de José de Mora, ahora que se cumple el tercer centenario de uno de los grandes escultores barrocos.
Durante el servicio religioso, ambas imágenes descansarán sobre las andas que encargara la cofradía en 1924 y que en raras ocasiones procesiona.
La Semana Santa forma parte de nuestro patrimonio histórico, artístico, cultural y religioso.
Nuestra particular forma de rendir homenaje al patrimonio humano granadino es intentar trazar el retrato de Francisco José Estarli, porque ha dedicado parte de su vida al mundo cofrade y gran parte, a pregonarlo.
Para no errar hemos buscado el significado de pregón en el diccionario de la Real Academia de la Lengua. Del latín, praeco, significa…publicación que se hace de algo de viva voz en los sitios públicos para que llegue a conocimiento de todos…entonces, ese es el titular que necesitábamos para este retrato, porque ese es Francisco Estarli, el praeconis, el pregonero, no sólo de la Pasión del Realejo, el barrio en el que nació, sino, y a través de todas los micrófonos a su alcance, tertulias – como la que contribuyó a crear, Granada entre varales– , espacios webs, emisoras de radio, estudios de televisión –, del mundo cofrade granadino.
Ahora, desde la plataforma Quinto Evangelio acompañando a David Rodríguez Jiménez-Muriel- la Semana Santa del pasado, la del presente y la del futuro.
En este retrato se mezclan varias historias. Mejor dicho, se solapan. Por una parte la historia del mundo cofrade desde la segunda mitad del siglo xx, por otro, la historia personal, vivencial y emocional de Paco Estarli y, por último, la de todos nosotros.
Porque la Semana Santa necesita de ritos iniciáticos – ¿cómo se sentirán los foráneos que practican otras religiones ante un desfile profesional?- y todos, queramos o no, hemos sido educados desde hace siglos en ese universo de creencias e imágenes.
La terminología nos resulta levemente cercana. La hemos oído de boca de nuestros mayores y a ellos recordamos al pronunciarlas. Hermano mayor, capataz, cruz de guía, madrugá, chicotá, respiradero, costal, palio, cirial…levantá. Silencio -figura que aquí toma vida y es usado como señal de respeto colectivo ante la muerte-
Vale, no todos conocemos al dedillo el protocolo… pero sabemos de su existencia y de su importancia porque hemos visto a los hombres descubrirse y a las mujeres musitar una plegaria ante el paso de las imágenes. Es el respeto a las creencias.
La estampa de Francisco Estarli es la de pregonero. Nació con el temple, el saber estar. Ha trabajado la dicción y un estilo personal de la oratoria en tertulias y textos declamados en toda la provincia. Es poseedor de un profundo conocimiento de la historia de la Semana Santa granadina que le viene dado por su amor al arte y por un sentimiento de pertenencia a este mundo.
Entusiasta de una pujante y personal Semana Santa, la granadina, que hoy cuenta con 32 hermandades y se prepara a recibir a una más, tras la bendición por el Arzobispo, Gil Tamayo, el pasado 11 de febrero de la bellísima imagen realizada por Ángel Asenjo Fenoy, de la Virgen del Socorro para la Archicofradía del Cristo de la Paz, de los Agustinos.
Esto demuestra la buena salud con la que cuenta el mundo cofrade granadino.
No siempre ha sido así.
El primero de los ciclos hasta donde alcanza la memoria de este relato, viene ligado de la mano de la burguesía granadina espoleada por el auge y esplendor del mundo cofrade en otras ciudades andaluzas. Si tuviéramos que poner un nombre propio sería el de la familia García Battle. Fue en 1935 y siendo Miguel, Hermano Mayor de la Santa Cena, cuando volvieron a desfilar las hermandades existentes hasta entonces: el Vía Crucis y la entrada en Jerusalén, la Misericordia, el Rescate, la Humildad, la Santa Cena, el Santo Entierro, la Soledad, el Rosario, la Esperanza, Santa María de la Alhambra y de los Favores y la de los Escolapios.
Esta primera oleada fundacional fue perdiendo fuerza durante los 50/60.
Según un acertado análisis de Francisco Estarli debido, no sólo a la pérdida de pujanza de la burguesía granadina, sino también, al movimiento migracional que llevó a los habitantes de los barrios cofrades, fundamentalmente el Albaicín y el Realejo, a habitar un nuevo urbanismo en la periferia. Fueron muchas las familias que poblaron Nueva Granada o Zaidín y que emigraron con todo lo que tenían. Lo material y lo inmaterial. Ya saben que antes no se tiraba nada. Cargaron con el ajuar doméstico y con la tradición emocional y religiosa.
La década de los 70 fue crítica.
Despoblados los barrios, las imágenes procesionaban a hombros del costalero asalariado, reclutado en las inmediaciones del mercado de san Agustín. Era gente corpulenta acostumbrada a cargas pesadas. En principio parecía una buena idea. Lo que no se podía prever fue que estos «mercenarios cofrades» plantearan sus “reivindicaciones” laborales de manera inoportuna que pusieron en peligro, en más de una ocasión, la vuelta a las iglesias de las imágenes – se conocen plantes en mitad de la estación de penitencia pidiendo un aumento salarial-. La Semana Santa granadina corrió peligro.
Es en este momento cuando la Semana Santa entra en la vida de nuestro personaje y viceversa.
De manera fortuita.
Formando parte de la vida juvenil del barrio, el colegio de san Matías y la peña Realejo (sito durante muchos años en la calle Molinos y liderado por “ilustres realejeños” Pepe el Sota, Juani de los calzados, Barrales, Antonio Sánchez Osuna – distinguido después como Capataz de los Capataces-… ) y con catorce años recién cumplidos, tuvo la ocasión de formar parte de un movimiento de «resurrección» de la Semana Santa granadina que vino dado por el nacimiento del movimiento cofrade costalero juvenil.
Nos cuenta que estando el miércoles Santo visitando las imágenes, encontró en Santo Domingo a antiguos compañeros de colegio y que ante la ausencia de la cuadrilla contratada para sacar al Señor de las Tres Caídas y a la Virgen del Rosario, intentaron convencerlo/convencerse que tenían que sacarlos ellos.
Y así fue.
A partir de ahí, su compromiso en forma de activista… El ha sido casi de todo…
Vice Hermano Mayor y secretario de la Esperanza, Vice hermano mayor de las Tres caídas, Mayordomo en el Cristo de San Agustín. Fue costalero y fundador de la cuadrilla de la Virgen de la Victoria del que ha sido secretario y presidente.
Fue capataz del palio de la Virgen de la Consolación y hoy día es capataz del Señor de las Tres Caídas.
Preguntamos ingenuamente ¿se pueden compaginar los cargos? Imposible. La reglamentación que rige el funcionamiento de las hermandades es muy estricta pero, aunque no lo fuera, resultaría harto difícil porque “un cargo es una carga”.
La vida de la cofradía en intensa.
No se limita a una semana, la de la pasión, se extiende a todo el año. La responsabilidad de un cofrade va mucho más allá. La hermandad está íntimamente intrincada en la vida del barrio y de la ciudad. Belenes, Cruces de mayo, Altares, Corpus, feria, culto a la imagen de la hermandad…Imposible, imposible, compaginar responsabilidades.
Esta “oleada” en la historia vital de Francisco tuvo su punto álgido el domingo 7 de marzo 2021, siendo las 18 horas.
Enfundado en su indumentaria de pregonero, el que en otras ocasiones se había vestido de costalero, de capataz, y a petición de las ocho cofradías realejeñas, Huerto, Humildad, Favores, Penas, Nazareno, Santa Cena, Tres Caídas y Alhambra, fue convocado en la iglesia de Santa Cruz la Real, en Santo Domingo – en el lugar donde comenzara su vida cofrade- a contar, con estructura de pregón oficial, la Semana Santa del Realejo, el barrio cofrade de Granada por excelencia.
¿Cabe mayor honor? Si. El ser presentado por su hija, Esperanza y el poder hablar/sentir delante de su familia y amigos.
Un pregón importantísimo. Tomó la palabra tras el paréntesis de la pandemia y del confinamiento. Tenía la responsabilidad social de crear ilusión y sensación de vuelta a la normalidad. Y lo hizo.
Valiéndose del poder de la palabra logró recrear espacios y sensaciones comunes.
Reivindicamos el poder que tiene la palabra bien pronunciada, sentida, poderosa, para evocar, para hacer sentir.
Y eso es lo que él hizo. Transportar a los oyentes a las calles y recordar el amor de los realejeños por sus imágenes, porque es … es el Realejo la mejor casa de Dios.
Francis Estarli, hijo de Rafael y Nieves, hermano cofrade.
…gracias a cuantos formáis la bendita realidad de sus hermandades…
Ha dicho
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